Bergamota

Naranjas, limones, pomelos… Si piensas en cítricos, seguramente la bergamota será de los últimos que te vengan a la cabeza. Sin embargo, esta fruta de forma parecida a la pera y tamaño algo más pequeño que un limón, se puede considerar la “reina” de los cítricos por sus numerosas propiedades beneficiosas. Si bien tiene un sabor ácido y amargo que no la hacen apta para el consumo, de ella se obtiene el aceite esencial de bergamota, que es muy utilizado en medicina natural, cosmética y perfumería.

Propiedades de la bergamota

Entre las propiedades de la bergamota más estudiadas figura su capacidad de reducir la ansiedad y la fatiga, así como para levantar el ánimo, por lo que se emplea ampliamente en la aromaterapia. Además, la bergamota contiene compuestos orgánicos que calman el dolor y regulan el colesterol y la presión arterial. También es muy utilizada en cosmética debido a su capacidad para hidratar y regenerar el cabello o mejorar la capacidad de cicatrización de la piel. Finalmente, otro beneficio de la bergamota interesante es que mejora la capacidad de fijación del calcio y los minerales a los huesos, previniendo la osteoporosis.

Cómo tomar bergamota

A pesar de ser una fruta, la bergamota no es apta para el consumo debido a su sabor ácido y amargo. Por esa razón, la forma de tomar bergamota más habitual es mediante el aceite esencial de bergamota que se extrae de su cáscara. Se usa en aromaterapia, diluyendo unas gotas en aceite vegetal para aplicarla sobre la piel con un masaje o bien en el baño. 

La esencia de bergamota también se puede tomar diluyendo unas gotas en miel, azúcar, aceite u otra sustancia similar. Nunca hay que aplicar el aceite esencial de bergamota directamente sobre la piel sin diluir porque puede causar irritaciones.