Manzanilla

No hay duda de que la manzanilla o camomila es una de las hierbas medicinales más consumidas que existen. Crece en los prados, donde es fácil de distinguir por sus flores de pétalos blancos e intenso aroma. De estas flores se obtiene un aceite esencial con un alto contenido de cumarinas, flavonoides y otros activos vegetales que son responsables de las múltiples propiedades de la manzanilla en el ámbito de la fitoterapia. ¿Pero conoces las formas de tomar manzanilla más adecuadas para cada fin?

Beneficios de la manzanilla

La manzanilla es conocida principalmente por sus beneficios digestivos, ya que abre el apetito y estimula la producción de jugos gástricos, lo cual facilita la digestión y previene la aparición de flatulencias. También es un sedante natural que calma los nervios, alivia el estrés y ayuda a dormir. Además, las propiedades de la manzanilla refuerzan el sistema inmunitario, alivian los dolores menstruales y contribuyen a regular el azúcar en sangre.

Por otro lado, aplicada sobre la piel la manzanilla es un buen antiséptico y antiinflamatorio para curar heridas, quemaduras y cicatrices, así como para tratar las infecciones oculares. Finalmente, la manzanilla también ayuda a nutrir y aclarar el color del cabello.

Cómo tomar manzanilla

La forma de tomar manzanilla más popular es mediante una infusión de manzanilla, que puedes preparar a partir de las flores secas de esta planta. El té de manzanilla natural puede tener un sabor bastante intenso y amargo, por lo que se recomienda dejarla infusionar bien y endulzarla con miel para consumirla.

Además, se comercializan diversos suplementos alimenticios elaborados con esta planta, como aceite esencial de manzanilla o cápsulas de manzanilla para tomar como complemento dietético. Finalmente, la manzanilla está presente en muchos productos de cosmética natural como cremas para la piel o champús para el cabello.